José Balmes - 2012 - Mixta sobre tela. 180 x 150 cm.
Balmes, hurtando los papeles para envolver pasteles de la tienda de su madre, creaba ya a los 9 años sus primeras acuarelas. El destino pictórico estaba trazado, el fátum del exilio también. En plena guerra civil y al caer Barcelona en manos de las fuerzas fascistas de Francisco Franco, su familia huye a Francia, primero a la localidad de Perpignan y finalmente Montpellier donde vuelve a reunirse con su padre.
Con solo 12 años llega a Chile, pues tras las gestiones de Pablo Neruda es uno de los dos mil españoles que escapando de la España franquista llegan en septiembre del año 1939. De ahí en adelante inicia un proceso de transculturación y asimilación de la cultura chilena, con raíces tan profundas que su pintura fue un fiel reflejo de los momentos políticos e históricos que vivió el país.
El derrocamiento del gobierno de Salvador Allende y la instauración de la dictadura militar de Pinochet, lo llevarán a un segundo exilio. Balmes fue tildado por los medios oficiales como el culpable de la politización del arte chileno. Esa carga y el peligro que corría en Chile por su compromiso, lo llevó a Francia por una década. Fiel a sus principios, lideró desde el desarraigo un arte de la resistencia, nostálgico y que tuvo la virtud de no dejar morir el imaginario colectivo artístico del muralismo y las brigadas durante la dictadura pinochetista.
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